¿Cómo influye la progesterona en mis posibilidades de quedarme embarazada?

La progesterona es una de las hormonas femeninas más importantes para lograr el embarazo. Como veremos a lo largo de este post, su papel es fundamental  tanto para que se produzca el embarazo como para que éste evolucione de forma correcta.

A continuación intentaremos resolver todas vuestras dudas sobre la relación entre la progesterona y las posibilidades de éxito del embarazo.

¿Qué es la progesterona y cuáles son sus funciones?

Aunque la mayoría ya lo sabéis, no está de más hacer un pequeño recordatorio.

La progesterona es una hormona sexual producida fundamentalmente por el ovario. Su papel es esencial en el ciclo reproductivo de la mujer, ya que está implicada en el proceso de implantación embrionaria y en el mantenimiento del embarazo. Tal es su importancia que a principios del siglo XX, cuando se describió esta hormona por primera vez, se la llamó “hormona progestacional”.

La primera y principal función de la progesterona durante el ciclo menstrual femenino es la de preparar la parte interna del útero (endometrio) para la implantación del embrión.

En un ciclo natural, dejando aparte los tratamientos de fertilidad, la producción de progesterona empieza de forma relevante después de la ovulación, con la salida del óvulo del ovario y la aparición de una estructura en el mismo que llamamos cuerpo lúteo. El cuerpo lúteo es el encargado de segregar altas cantidades de progesterona al torrente sanguíneo. Esta progesterona actúa sobre el endometrio induciendo cambios para que éste se convierta en un endometrio receptivo; es decir, capaz de implantar un embrión.

Durante la segunda fase del ciclo menstrual (postovulatoria) los niveles de progesterona en sangre suelen ser altos. Por el contrario, en la primera mitad del ciclo los niveles deben ser bajos. Sin embargo, en algunas ocasiones encontramos niveles bajos de progesterona en la segunda mitad del ciclo. Esto puede estar indicándonos alguna alteración, principalmente en el proceso de ovulación.

Si el proceso de ovulación se produce de forma correcta los niveles de progesterona en sangre van en ascenso hasta que, en caso de que no se produzca el embarazo, el cuerpo lúteo desaparece dejando de producir progesterona y apareciendo la menstruación. Si en cambio se produce el embarazo, éste hará que el cuerpo lúteo se mantenga en el ovario durante más tiempo produciendo progesterona. Entonces la progesterona, mediante mecanismos complejos (inmunomodulación, miorelajación…) jugará un papel fundamental en el mantenimiento de dicha gestación.

Tan importante es el papel de la progesterona para que se mantenga el embarazo que, pasadas las primeras semanas, con la aparición de la placenta (estructura de intercambio de alimentos entre el bebé y la madre), será ésta la que empezará a producir progesterona en altas cantidades.

Los niveles de progesterona aumentan progresivamente durante el embarazo hasta que finalmente descienden antes del parto.

Además, la progesterona también estará implicada en la preparación de las glándulas mamarias para que, tras el parto, se produzca la salida de leche materna.

¿Un nivel bajo de progesterona puede mostrar alguna clase de síntoma?

Como hemos comentado, durante la segunda fase del ciclo menstrual (postovulatoria) los niveles de progesterona deben ser altos. Si estos niveles son bajos o insuficientes puede que no se haya producido la ovulación de forma correcta o que el cuerpo lúteo no esté produciendo progesterona de forma adecuada.

En caso de que haya un problema de ovulación la mujer tendrá irregularidades en los ciclos menstruales: clásicamente ciclos largos o ausencia de menstruación. Además, pueden aparecer síntomas más inespecíficos como pérdida de libido, sofocos, cambios de humor, etc.

En caso de que tengamos una producción deficiente de progesterona por parte del cuerpo lúteo el síntoma más habitual será la aparición de sangrado/manchado vaginal antes de lo esperado.

Ambos escenarios, aunque de forma mucho más clara el primero (alteración de la ovulación), se han relacionado con problemas para lograr el embarazo.

¿Por qué se administra progesterona en los tratamientos de reproducción asistida?

Cómo hemos estado explicando, la progesterona es una hormona vital para conseguir un embarazo evolutivo.

Cuando realizamos tratamientos de reproducción asistida, sea por el mecanismo que sea, al no encontrarnos dentro de un ciclo menstrual normal/natural se produce muchas veces una producción insuficiente de progesterona. Al ser bien conocida la importancia de esta hormona para tener éxito en los tratamientos, lo que hacemos es suplementarla de forma externa, habitualmente mediante óvulos vaginales. En algunas ocasiones concretas deberemos realizar dicha suplementación mediante inyecciones subcutáneas.

En el caso de un tratamiento de Fecundación in Vitro (FIV) con transferencia en fresco (sin congelar los embriones) deberemos suplementar la progesterona desde el día en que extraemos los óvulos (día de la punción folicular). Ésto permite asegurar tener un endometrio receptivo el día de la transferencia embrionaria, que se va a realizar 5 días más tarde a la punción. La suplementación se mantendrá hasta (al menos) el día de la prueba de embarazo.

El mecanismo por el cual los niveles de progesterona en la segunda fase de un ciclo de FIV son insuficientes aún es motivo de debate. Parece que está relacionado con varios hechos. En primer lugar durante una FIV realizamos una estimulación ovárica que hará que, en vez de ovular un solo óvulo, se ovulen muchos óvulos. Ésto va a causar unas alteraciones hormonales que harán que los cuerpos lúteos creados después de la ovulación en un ciclo de FIV no produzcan progesterona de la forma adecuada. En segundo lugar, existe la hipótesis de que al realizar la punción ovárica para extraer los óvulos también se produce la aspiración de células encargadas de la formación del cuerpo lúteo. Ambos mecanismos explicarían que aparezcan lo que llamamos cuerpos lúteos deficientes, ya que no realizan de forma correcta su función: producción de progesterona.  La administración de la progesterona externa durante un ciclo de FIV nos asegurará que el endometrio se encuentre lo mejor preparado posible en el momento de la transferencia. Múltiples trabajos han demostrado que la suplementación con progesterona externa en fase lútea de un ciclo de FIV aumenta significativamente las tasas de embarazo.

Otro escenario habitual durante los tratamientos de reproducción asistida en los que realizamos una suplementación con progesterona externa son los ciclos de transferencia de embriones congelados (criotransferencias). En este contexto solemos simular de forma artificial lo que ocurre en un ciclo normal/natural.  En primer lugar, administramos estrógenos (hormona femenina predominante en la primera fase del ciclo menstrual) y, en segundo lugar, administramos progesterona (hormona femenina predominante en la segunda fase del ciclo menstrual). Ambas hormonas actuarán sobre el endometrio para convertirlo en un endometrio receptivo, preparado para la implantación del embrión que trataremos que se produzca en el momento de la transferencia embrionaria.

Cuando estamos realizando una preparación del endometrio para una criotransferencia el ciclo natural de la mujer desaparece. De modo que las únicas hormonas femeninas presentes en la paciente serán las administradas de forma externa. Dado que conocemos la importancia de la progesterona para conseguir el embarazo, y sabemos que en este tipo de tratamientos la única fuente de ella es la suplementación externa, también comprobaremos que existan buenos niveles de absorción de la misma a través de analíticas de sangre. Se ha demostrado que bajos niveles de progesterona en sangre el día antes de la transferencia pueden reducir las probabilidades de embarazo y de mantenimiento de éste.

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