Fallos recurrente de implantación: ¿Cuáles son sus causas más frecuentes?

Como sabéis, cuando realizamos un tratamiento de fecundación in vitro, una de las partes del mismo consiste en la selección del mejor o los mejores embriones para transferir a la paciente.

Sin embargo, en ocasiones ocurre que, pese a haber seleccionado el mejor embrión, no se consigue el embarazo. No existe un consenso claro en la comunidad científica acerca de cuál es la definición exacta del fallo recurrente de implantación, pero en muchas ocasiones se empieza a hablar de esta entidad si después de la transferencia de 3 embriones de buena calidad en estadio de blastocisto, no se ha producido la gestación.

Los motivos por los que pueden suceder estos fallos en la implantación del embrión son muy diversos, desde alteraciones inmunológicas de la paciente hasta factores genéticos del propio embrión.

¿A qué nos referimos con la implantación del embrión?

La implantación es el proceso por el que el embrión se adhiere al endometrio, que es la capa de tejido que recubre la cavidad uterina en su interior. En los casos en los que se da la circunstancia de que el óvulo no se fertilice o no se implante, el este endometrio degenera, causando el sangrado en el período menstrual.

El proceso de implantación es un proceso complejo que requiere, no solo un buen embrión, sino también que el endometrio de la paciente se encuentre receptivo, hecho que sucede durante la llamada “ventana de implantación”, es decir, entre los 5 a 7 días posteriores al momento de la ovulación.

En este sentido, según los estudios realizados, se ha observado que cerca de un 30% de pacientes infértiles, muestran una ventana de implantación desplazada, es decir, que no ocurre entre esos 5 a 7 días postovulación, por lo que la capacidad de implantación se ve mermada.

¿Cuáles son las causas más comunes por las que se produce este fallo en la implantación?

Las causas del fracaso de la implantación son diversas y especialmente se deben a diferentes factores maternos como anomalías uterinas, alteraciones hormonales o metabólicas, infecciones, factores inmunológicos, trombofilias y otros menos frecuentes.

La causa más frecuente de que no se produzca una implantación de forma exitosa es, a día de hoy, el embrión. Si, como hemos mencionado antes, se producen varios fracasos de implantación utilizando embriones de buena calidad, nos encontraremos ante un fallo recurrente de implantación. Ante esta situación cabe pensar que puedan existir otras causas que expliquen estos malos resultados. Aunque parte de estos fallos recurrentes de implantación pueden ser de causa inexplicada, una parte de ellos responde a factores maternos tales como alteraciones endometriales, alteraciones hormonales o metabólicas, alteraciones inmunológicas, trombofilias, anomalías uterinas o infecciones.

En este caso, para explicarlo de forma sencilla, vamos a clasificar las posibles causas entre los fallos asociados al propio embrión o bien cuando uno de los miembros de la pareja, o los dos, muestras algún problema que impide la correcta implantación.

  • Fallo de implantación por motivos embrionarios:

Cuando hablamos de los embriones, el principal motivo que puede dar lugar al fallo de implantación es la presencia de alteraciones genéticas, ya sea a nivel embrionario o bien en los gametos de los progenitores, es decir, en el óvulo o en los espermatozoides.

En este sentido, en Fertty recomendamos, sobre todo en parejas en edad reproductiva avanzada, aunque cada vez es una práctica más generalizada, los tratamientos de Fecundación in Vitro en los que se incluye un Test Genético Preimplantacional para poder descartar aquellos embriones que presenten algún tipo de anomalía genética y transferir solo aquellos embriones aptos.

  • Fallo de implantación por causas maternas:

Cuando los fallos se asocian a factores en la propia paciente, las causas pueden ser muy diversas, desde problemas en su propio endometrio pasando por alteraciones inmunológicas de su propio organismo. A continuación, os explicamos los principales motivos:

  • Alteraciones endometriales – endometrio no receptivo:

Decimos que el endometrio no se encuentra receptivo cuando la ventana de implantación no coincide con el momento óptimo en el que debe tener lugar la transferencia, como hemos visto entre 5 y 7 días después de la ovulación.

Cuando esto sucede, es conveniente realizar a la paciente una pequeña biopsia endometrial con el fin de estudiar y determinar durante qué días su endometrio se encuentra más receptivo para realizar la transferencia.

  • Alteraciones hormonales o metabólicas:

Determinadas alteraciones en algunas hormonas pueden tener un impacto negativo en la consecución del embarazo. El hipotiroidismo se ha relacionado con inferiores tasas de gestación y la diabetes mellitus mal controlada también puede dificultar este proceso. Adecuados niveles de vitaminas y minerales también son importantes para reducir el riesgo de fallo de implantación, especialmente los de vitamina D.

  • Alteraciones inmunológicas:

El 50% de la información genética del embrión proviene del otro progenitor y, por lo tanto, es distinta de la información genética de la madre. Para que el sistema inmunitario de la gestante no identifique al embrión como un cuerpo extraño o una amenaza e intente atacarlo, en condiciones normales se produce un fenómeno conocido como inmunotolerancia. Gracias a ello, el sistema inmune de la madre dejará que el embarazo se desarrolle con normalidad. Sin embargo, pueden darse casos en los que este proceso no esté del todo bien regulado y el sistema inmune materno rechace el embrión, produciéndose un fallo de implantación.

Aunque las alteraciones inmunológicas no son la causa más frecuente de fallo reproductivo, su relevancia se incrementa en casos de fallo de implantación de causa inexplicada o cuando se han transferido embriones genéticamente sanos sin lograr embarazo.

  • Trombofilias:

Las trombofilias son patologías que favorecen que la sangre coagule con mayor facilidad de lo que sería fisiológico pueda provocar, por ejemplo, una trombosis. Si esta trombosis se da a nivel de los pequeños vasos que irrigan al embrión y le aportan oxígeno y nutrientes, se produce un obstáculo al paso de sangre y el resultado es un aborto. A pesar de que la asociación entre las trombofilias y el fallo de implantación no es muy elevada, un diagnóstico y tratamiento oportuno pueden mejorar los resultados y reducir complicaciones.

  • Alteraciones anatómicas:

La presencia de miomas o malformaciones en el útero podrían dificultar la implantación. Mediante una histeroscopia se pueden resolver la mayoría de problemas que puedan tener un efecto negativo sobre la implantación del embrión.

  • Infecciones:

La presencia de infecciones crónicas, habitualmente silentes, a nivel del endometrio, lo que se conoce como endometritis crónica, puede impedir la correcta implantación del embrión. Esta entidad suele responder muy bien al tratamiento antibiótico y se puede valorar también el uso de probióticos como suplemento para impedir su reaparición y favorecer una implantación correcta.

  • Fallo de implantación por causas paternas:

Además de todo esto no debemos olvidar que las alteraciones genéticas también se pueden encontrar presentes en los espermatozoides. Es recomendable valorar la realización de un estudio genético de los espermatozoides, al margen del seminograma, si no se consigue el embarazo.

 

 

 

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